Mi verso favorito: Escribir es nacer de Luis cernuda

...desde el polvo
me atrevo a
murmurar
tristes
palabras.
Escribir es
nacer,
dejar la
cristalina
morada de
inocencia
donde ya no
estoy.
Mi verso tiene formas
maternales,
es nube sobre el
mar
y una gota de l
luvia,

es niño que en la arena se entretiene

con las espumas y las caracolas.

Un saludo para todos los lectores, si ya seguías esta historia, lamento no haber escrito más y dejar la historia a la deriva, y si eres nuevo espera el nuevo giro de mi historia, traerá nuevas sorpresas, personajes nuevos, tramas nuevas y una nueva forma de dejarte fijo en la pantalla por mucho tiempo. Proximamente publicaré los primeros capítulos nuevamente (sí, los mismos) pero quiero volver a retomar la historia de cero para cambiar algunas cosas, no muchas. Espero que sean pacientes y les guste esta nueva historia que me complace tanto compartir con ustedes.

Espero que me hayan perdonado y que sigan la historia tanto como yo. Dentro de unas semanas cambiaré la dirección de la página conforme a como decida llamar a este libro.

¡Nos leemos pronto!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Secretos

Capítulo 9

- Hola Cristie – saludó mi amiga preocupada – por favor pasa.
- Gracias Sam – dije antes de entrar – Permiso.

Si la casa por fuera era bonita, por dentro lo era aun mas, todo estaba pintado de blanco y el piso era de una madera muy oscura pero brillosa. Samantha me guio hasta la sala de estar donde se encontraba unos muebles de cuero negro y una chimenea al frente que a su vez arriba tenia un televisor en la pared.

Me senté con cuidado en uno de los muebles esperando a que mi amiga hiciera lo mismo pero en vez de eso dijo:

- Te traeré un algo de beber – dijo Sami y salió de la habitación.

Observé el tope de madera de la chimenea, en ella se encontraban fotos de los Wichtter, una de sus padres con Sam y Cris de bebes, otra de Sam, de Cris, y la ultima de sus padres. Cuando ya me había distraído mucho observando aquellas fotos llego Sam y me dio una taza con te de manzana.

- Oye Sami, ¿Qué mandaron de tarea?, es que necesito los apuntes – dije con urgencia.
- Eh, no mucho. Cuando te vayas te doy mis libros – respondió ella. – Pero primero quisiera preguntarte algo.
- Claro, si dime. – dije calmada.
- Si, por casualidad yo te escondiera algo… ¿Tú serias siendo mi amiga? – preguntó preocupada mi amiga.
- Bueno, me molestaría si me escondieras un secreto. Pero si de verdad es muy personal para ti, lo entendería y te diría que seguimos siendo las mejores amigas – le dije honestamente a ella.
- Cristine… - comenzó a decir Sam, pero se detuvo mirando a todos lados.
- ¿Qué pasa Sam? – pregunté. - ¿Es algo malo? Puedes confiar en mí lo que sea. – le prometí
- Es que… - dijo ella y se le comenzaron a llenar los ojos de lagrimas – Si yo te contara un secreto, aunque fuera muy grave, tú… ¿Tu prometerías seguir siendo mi amiga pase lo que pase y tratar de entender por qué no te lo había confiado?.
- Si, te lo prometo Samantha – le dije fiel a mi amiga.
- Cristine, yo no te he contado todo sobre mí, ni sobre Cris, ni sobre ti. Lamento no haber confiado en ti antes y no haberte dicho lo que sucede en realidad contigo – dijo Sam.
- Tranquila, no importa que haya sido aquello que me ocultaste. Lo importante es que igualmente confías en mí y me lo vas a decir ahora – dije tratando de consolarla.
- ¡Gracias Cristie!, la verdad es que siempre te han ocultado que eres y nosotros te hemos ocultados que somos. Nosotros… - comenzó a decir Sam cuando entró Cristian seguido de Lucas y dijo:
- ¡Samantha! ¿Qué haces? – preguntó el enfadado.
- Yo… - empezó a balbucir Sam.
- ¿Por qué Sam? No le hagas esto a ella, no se lo merece – dijo él.
- Pero, yo no le quiero seguir ocultando nada a Cristine – dijo mi amiga.
- Solo me quería contar algo Cristian. De todos modos, ella no me dijo nada – salí yo en su defensa.
- Tu no deberías estar aquí será mejor que te vayas – dijo Cristian con amargura.
- ¿Por qué no contarle Cris? Se va a enterar tarde o temprano, es nuestra amiga – me defendió Lucas.
- Ella no es mi amiga – dijo Cris.

No pude controlar mis emociones al oír esas palabras. Eran tan fuertes, sentí un golpe en el estómago al haberlas escuchado de él. Solo sentía en dolor agudo en mi pecho, y no comprendía porque me hacia tanto daño. Comencé a ver todo empañado y entendí que unas lágrimas trataban de salir por mis ojos, pero hice mucho esfuerzo para dejarlas adentro y dije:

- En ese caso, no tengo nada que hacer aquí – dije con voz ahogada.
- Bien, Sam ve a buscar los libros que le vas a prestar. – dijo el con indiferencia.

Sami se levantó de su puesto y salió corriendo de la habitación, al cabo de unos segundos regresó con un par de libros y me los entregó. Me miró con tristeza y comprendí sus sentimientos, en ese momento también eran los míos, me arme de valor y le dije:

- ¿Ya no podemos ser amigas? – pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
- No, lo siento tanto Cristie – dijo llorando y me abrazó.
- Adiós – fue lo único que dijo Lucas.
- Adiós, amiga mía – se despidió Sam
- Adiós – me limite a decir antes de salir de la casa de los Wichtter, para no volver.

Caminé casi inconsciente algunas horas, pensando en mis amigos, o debería haber dicho mis antiguos amigos. ¿Por qué me pasaba esto a mi cuando me iba muy bien? No me había fijado cuenta del giro de 180º que había dado mi vida.

Aun no entendía porque Sami me quería contar algo, al igual que Lucas, pero Cristian no quería que me enterara. Al recordar su nombre, me embargo un sentimiento de dolor como un golpe agudo en el pecho, no pude soportarlo más y tropecé en el suelo sin darme cuenta y me caí. Me levanté adolorida y con raspones en las piernas, me senté en una banca cercana a mí, solo me senté a llorar y descargarme.

Miré al cielo y me cayeron unas gotas de agua en el rostro. Comenzaba a llover, no me importo y seguí llorando hasta que escuche una voz:

- No llores, por favor – dijo una voz masculina.

Ilusionada voltee para ver si era Cris quien me hablaba pero no fue así. Era un chico alto, blanco, de cabello castaño que estaba mojado por la lluvia, sus ojos eran castaños claro también. Me quedé muda al verlo y no supe que decir, así que bajé la cabeza.

- ¿Me puedo sentar aquí? – preguntó el chico.
- Si – fue lo único que pude decir.
- ¿Qué te ocurre? – me preguntó.
- No te puedo decir – balbucí – No lo entenderías, nadie ahora puede entenderme – sollocé.
- Si me contaras, yo te entendería. Te prometo ser tu amigo. – dijo él y me miró. Al ver su mirada supe que no estaba mintiendo.
- Mis amigos no confían en mí… - traté de hablar.
- ¿Por qué?
- Porque no me querían contar un secreto y al parecer ya no quieren verme – dije sin evitar esconder mi rostro.
- Tal vez sea muy grave y tienes que darles un tiempo. Si no te molesta yo puedo ser tu amigo y ayudarte pase lo que pase. Confía en mí – dijo honestamente.
- No lo sé… - solo pude decir.
- Si te sientes triste te entenderé, yo también lo estoy.
- ¿Por qué? – me aventuré a preguntar.
- Porque me gusta una chica en la escuela, pero ella no me conoce, ni si quiera me ve… - respondió y bajo la mirada al suelo.
- Tal vez sea porque no le has hablado aun, eres muy lindo. No entiendo porque una chica no se fijaría en ti. – dije con dulzura.
- Gracias, eres muy especial Cristine Brians.

- ¡Hey! ¿Cómo es que sabes mi nombre? – pregunté sorprendida.
- Eh… es que estudiamos en el mismo salón de clases. ¿Eres nueva, no? – dijo él con una sonrisa nerviosa.
- Si, es cierto.
- Creo que es hora de irme. Mi madre debe estar preocupada. – pensé.
- Por favor no te vayas ahora. ¿Qué tal un paseo por el parque?

- Si, no hay problema. – respondí.
- Por cierto. Mi nombre es Scott Diamons – se levantó y me tendió su mano.
- Mucho gusto – y se la estreche.

Íbamos caminando hacia el parque cuando pensé Scott Diamons. ¡Diamons!, era el apellido de la carta que se le había caído a la profesora Verónica. Paré de inmediato y lo miré con cautela esperando alguna señal de sospecha. Solo me miraba y sonreía no entendía porque se comportaba tan amable conmigo.



Estaba asustada. Y me preguntaba quién era él, hasta que se dio cuenta de mi miedo y solo dijo:

- ¿Te pasa algo Cristine? – preguntó con cautela acercándose a mí.
- No nada. Por favor dime Cristie. – dije tratando de disimular mi miedo.
- Claro – asintió y extendió aun más su radiante sonrisa.

Seguimos caminando hasta que el paró y me tomó de la mano. Yo me sonrojé un poco y el al notarlo solo me dijo:

- Tranquila, solo te llevaré a un lugar secreto. – dijo mientras caminaba.
- ¿Secreto? – pregunté divertida.
- Si. Solo yo lo conozco. Espera a que lo veas – siguió caminando hasta llegar a un camino de arboles y nos adentramos en la oscuridad…


Holiss!! ¡wow, 150 visitas! Gracias a cada una de ellas. Quería decirles que ya corregí el error del capítulo 8, por accidente lo nombre como el 9, que en realidad es este. Por favor voten por mí y reconmiendeme en otras páginas, y sigan comentando para darme más razones por qué escribir...
Ah, lo último ¡pero no lo menos importante! Esto es una sorpresa para los fans de Harry Potter como yo. Además de la historia de Cristie pienso hacer dos novelas más... La primera sobre la vida de Lily Evans y James Potter antes de que se conocieran, ¡una historia tan dulce! y sobre como surgió Voldemort. La segunda es una continuación de la Saga de Harry Potter, ¡Esta es dedicada para los que no podían soportar el final de la historia!, solo que la cuenta Albus, el segundo hijo de Harry. Les dejo al principio del blog y la encuesta y comenten sobre estas ideas...
xoxo Mari R.

1 comentario:

Viviana dijo...

Holaa
me encontre tu blog hace poco
y me puse a leerlo y de verdad me encanto
tu blog es buenisimo
y tu historia masss
de verdad no me gusta mucho eso de laa magia
pero tu historia me encantoo
ahhh me dejaste con la intrigaa
de saber que pasa ahora jeje
bueno me gusatria que tambn pasaras por mi blog y dieras tu coment ^^
http://elamornoesunjuegoesunarmamortal.blogspot.com/
Bueno Bye!