Capítulo 12.
¡Cristie despierta! Pensé rápidamente y giré mi rostro justo a tiempo para que Scott besara mi mejilla solamente, el aludido abrió los ojos como platos y se distanció de manera formal.
- Lo siento – dijo – me dejé llevar por el momento.
- Descuida, te perdono – solo llegué a decirle.
- Cristie, se que te incomodé y creo que me merezco una bofetada, ya que me pasé de fresco. Lo siento, entiendo que estés molesta conmigo pero…pensé que me querías – dijo con tristeza.
Me partía el corazón verlo así, pero no sabía si podía corresponderle, si lo tratara lo suficientemente bien como para merecerlo. Aunque Scott era mi mejor amigo, no quería perderlo, pero tampoco quería hacerle daño, y no estaba segura de lo que sentía por el.
- Scott, quiero que sepas antes que nada que eres mi mejor amigo y que te quiero, y de una u otra forma eso no va a cambiar, siempre te querré. Sé qué esperas una respuesta exacta de lo que siento por ti, pero estoy hecha un lio, y no sé exactamente lo que siento en estos momentos. Solo quisiera tener un tiempo a solas y pensar, meditar, ya que lo necesito porque ando sumamente confundida – Escogí esas palabras con la mayor sinceridad posible, no quería lastimarlo, pero tampoco le iba a mentir.
- Gracias por ser honesta Cristie, es lo único que quiero en estos momentos. Si necesitas pensar te dejaré sola, y si quieres esperar para saber que sientes por mí, no te presionaré y solo te esperaré el tiempo que sea necesario, no pienso rendirme. – dijo él con dulzura.
- Muchas gracias, es todo lo que pido. Eres un chico muy especial Scott Diamons – dije repitiendo las palabras que antes él había dicho.
- Y aunque ya sabes que siento por ti esto no cambiará nada si no quieres, podrás contar conmigo siempre, seré tu amigo y estaré a tu lado hasta que ya no quieras verme.
- ¡Scott!. Siempre me alegro de verte. – exclamé.
- Gracias, tengo que irme. Cuando quieras verme solo piensa en mí, te prometo estar allí siempre para ti. Adiós Cristine – dijo y me besó la mejilla.
- Adiós Scott – dije mientras lo veía alejarse.
Me quedé un rato en la puerta de mi casa observando a la gente, algunas me miraban con curiosidad y otras con antipatía. Entré y me dirigí al salón, donde se encontraba mi piano blanco en una esquina cerca de la ventana que estaba cerrada por las cortinas.
Me senté en el piano y me quedé un tiempo admirándolo, era tan hermoso. Tenía alrededor de 1 año sin tocar el piano, pero en ese momento la soledad clamaba en gritos dentro de mí. Comencé a tocar una tonada suave que siempre me gustaba The Meadow de Alexandre Desplat, era triste, pero no me dolía esa canción, por alguna extraña razón me hacía sentir mejor. Cuando terminé la melodía, Toqué la favorita de Sam, no pensé en ella cuando comencé a deslizar mis dedos entre las teclas del piano, solo pensaba en esa canción, trasmitía muchos sentimientos con tan solo oírla, alegría, tristeza, melancolía y amor.
Sin darme cuenta de que unas lágrimas habían escapado por mi rostro, las sequé con mi mano, pero no pude contenerme más y lloré, lloré como si no había llorado antes, como si mis lágrimas nunca se secaran. En ese momento llegó mi madre y me encontró y en mi escondite solitario, se sentó a mi lado en el piano y beso mi frente.
- ¿Vas a contarme que te pasó hoy? – preguntó.
Asentí y le relaté el perfecto día que pasé con Scott, solo me salté la parte de la sombra y en especial, la del beso. Ella solo me miró con cautela, suspiró y dijo:
- Entonces Scott Diamons es el afamado admirador secreto que tenias, aunque de secreto solo le duró unas horas, yo ya lo imaginé desde un principio. Que dulce es ese chico.
- ¡Hey! ¿Tú también lo apoyas? – pregunté indignada de su traición.
- Solo digo que es un lindo chico, caballeroso y lo más importante, te quiere. – dijo con ojos melosos Yess.
- Me traicionas madre, pensé que nunca llegaría este día – dije fingiendo ira.
- Solo quiero que seas feliz, cielo.
- Sí, pero pensé que me apoyarías.
- Te apoyo hija, solo que deberías darle una oportunidad, tal vez te llegarías a sorprender tu misma y no sé, puedas sentir lo mismo que él siente por ti, se ve que te quiere mucho.
- Aunque al final yo soy la que decide, así que necesito pensar un tiempo. – dije.
- Claro. Te puedo dejar sola si quieres, o prefieres ir de compras conmigo y Verónica, que prometió darnos una vuelta por las mejores tiendas del pueblo. – dijo Yess emocionada.
- Si, no tengo nada mejor que hacer.
Subí a mi habitación a cambiarme y colocarme algo más cómodo, una camiseta verde claro, unos jeans azules y mis converse. Me quedé un rato viendo el cielo en mi ventana, siempre me gustaba admirarlo, de pequeña soñaba con estar volando en las nubes, ese día estuve muy cerca, tan cerca, solo que tal vez ya no debía ser más así. Ante esa verdad me quitó las ganas de ver las nubes, y volví a la sala, donde me encontré a Yess ya cambiada tocando una canción en su guitarra negra, era preciosa, las canciones de mi madre siempre eran las mejores.
Me senté a su lado para escucharla un rato, unos minutos más tarde llamó Verónica a la puerta, y mi madre salió a recibirla a mi lado. Verónica ese día andaba feliz con una sonrisa dibujada en su rostro, aunque en sus ojos reflejaba algo diferente, solo esperé para saludarla después que mi madre. Cuando me vio su sonrisa se disminuyó un poco.
- Hola Cristine – saludó ella - ¿Cómo estás?
- Hola profesora, muy bien – mentí otra vez.
- Me alegra, aunque fuera del colegio llámame solo Verónica ¿Si?
- Si.
- ¿Qué tal si vamos al centro comercial? – sugirió de repente Verónica.
- ¡Por supuesto! – dijo Yess alegre.
Salimos de la casa y nos montamos en su convertible rojo, mi madre en el asiento del copiloto que no dejaba de hablar con la profesora, y yo en el asiento trasero, algo incomoda. Vimos pasar por las ventanillas los autos, casas, tiendas y personas. Me quedé pensando en todo lo que había hablado con Scott, se me hizo un nudo en la garganta y volvió el mismo cosquilleo cuando recordé su nombré, me dolía pensar en el, ya que solo tenía dos opciones: La primera era decirle que podíamos ser solo amigos, y lastimarlo por puro egoísmo, porque aunque no lo quisiera como él a mí, no quería que él se fuera, era egoísta, lo sabía. La segunda opción era darle una oportunidad y esperar alguna sorpresa de esto, tal vez lo llegaría a querer igual con el paso del tiempo…
- ¿Qué tal la idea Cristie? – dijo Verónica.
- ¿Qué cosa? – dije despertándome de mis pensamientos.
- Tengo que comprar algunas cosas, y quiero llevarme prestada a tu madre al centro comercial. ¿Quieres ver una película para no aburrirte?
- Ah, sí me parece bien.
Verónica se estacionó al frente de un cinema para que yo me bajara, me despedí de ellas y entre a escoger una película. Había una de terror, pero no quería ver esa, ya estaba lo suficientemente asustada para querer ver una sombra detrás de mi otra vez. Estaba un gran cartel a mi derecha que aparecían dos jóvenes abrazados, estaba más que segura que no vería esa, no quería sentirme peor de lo que estaba. Elegí una de comedia, tal vez me haría reír, aunque lo dudaba mucho, compré unos kisse’s en la entrada y me caminé hasta mi sala de cine.
La película estaba un poco aburrida y algunos chistes no tenían sentido, ¿Por qué la protagonista se iba a enamorar del hermano de su novio? No tenía sentido, ¡Solo tenía que terminar con su novio para no lastimarlo más! A la mitad de la película decidí irme porque no me había gustado para nada.
Caminé un rato por las calles y decidí llamar a un taxi para irme a casa. Sabía que estaría sola cuando llegaría pero no me importaba. Subí a mi alcoba y vi los cuadernos de Sam en mi cama, no recordaba haberlos dejado allí, tomé su libro de Literatura, ya que era el primero, lo abrí para observar su letra y los pequeños dibujos que colocaba en las esquinas de los cuadernos, cuando pasé de página había una nota que decía Cristine. Era para mí. Abrí con cuidado la nota para leerla:
Lo siento tanto por no haberte dicho nada. Pero Cris no me deja y si te lo digo se molestará mucho. Espero que me perdones, siempre seré tu amiga aunque en estos momentos no podré estar contigo.
Te quiere
Samantha
PD: Deberías leer cuentos de Merlín para estar mejor informada. Es la mejor llave.
Cuando termine de leerla lloré de nuevo, solo que esta vez era de alivio al pensar que Sami aun me quería, aunque su hermano no. Volví a verla pero no había entendido muy bien la postdata que me había dejado en la carta. ¿Cuentos de Merlín? ¿A qué se refería con eso? La mejor llave…
- ¡Lo tengo! – pensé – Al fin la verdad.
Atravesé mi habitación para encontrar mi cofre de labrado de madera. Lo abrí para sacar lo que buscaba y entonces encontré lo que buscaba. Mi libro de cuentos favoritos de Merlín el Mago.
Lo abrí para leerlo a ver si encontraba algo sobre una llave, pero en vez de los dibujos de colores y las letras divertidas de mi libro se encontraba otro que decía:
La magia a través de las eras
El hipnotismo y control
Escrito por Adrian Brians
Reconocí la letra de mi padre en cada página del libro. Aparentemente hablaba sobre magia, me entro mucha curiosidad así que leí el primer capítulo:
Capítulo 1. Como hipnotizar humanos.
El hipnotismo es un arte complicado, ya que su objetivo es crear un trance en la persona que se desea hechizar, en este caso humanos. Para hipnotizar magos se requiere un gran potencial y mucha concentración, ya que se tiene que hechizar al enemigo que posee los mismos dones que nosotros y tienen la posibilidad de repelerlo y defenderse, como dice mis colegas Giovanni Diamons y Alexander Wittcher en Ataque y escape del enemigo y Defensa y astucia en momentos de muerte.
En las siguientes paginas se encontraban los pasos para hipnotizar solo usando la mente, como controlar a cualquier ser humano y como matarlo. Eso me puso los pelos de punta.
Al terminar de leer solo un capítulo me quedé sorprendida ante la información que tenía ese libro. No era mi libro, pero en cambio este lo había escrito mi padre. Mi padre… vi el libro y lo abrace, de él se cayó una nota con su letra y la leí:
Querida Cristine. Espero que esta carta haya caído en tus manos, con el secreto que tiene guardado. Lo siento por no decirte esto en vida, pero espero que sepas entenderlo: Eres maga, puedes realizar magia, siempre has podido, no te molestes con tu madre por no haberte dicho, ya que yo le dije que era lo mejor para ti. Escondí en tu libro de cuentos algo de suma importancia, un libro que escribí, habla sobre trucos y hechizos que descubrí, por favor no dejes que caigan en malas manos. Te he encomendado una misión:
He escrito otros 5 libros similares a este con unos colegas, claro, unos mas peligrosos que otros. Los he ocultado con unos amigos de la familia que pronto conocerás, cada familia tiene uno. Tu deber es encontrarlos y esconderlos. Las 5 familias te darán los libros cuando se los pidas a mi nombre, todas excepto una, la familia Louge, vinieron de Francia cuando se enteraron que yo tenía los libros, y por esa razón los escondí, ya que a diferencia de nosotros ellos los quieren para otro fin, torturar y matar. No dejes que caigan en sus manos, y trata con ayuda de las familias Wittcher, Diamons, Gómez y Vivaldi de apoderarte del libro de los Louge. Cuando cumplas 16 años pasará mi abogado unos bienes a tu nombre gracias al testamento que escribí, legándote no solo estos libros sino una pequeña sorpresa de parte de mi familia que no podía darte ahora, ya que llamaría la atención y crearía sospechas. Espero que hayas entendido la poca información que te pude dejar, y que nos perdones a tu madre y a mi por no haberte dicho esto antes, era por tu seguridad.
Te amará por siempre
Tu padre Adrian Brians
AB
Me arrodillé en el suelo aun con la carta en mis manos, tal vez una de las últimas cartas que habría escrito, para mí. Comencé a llorar sin control, no me importó llorar, pensé que mis lágrimas se habían secado completamente, pero solo era para darles paso a otras. ¡Cuánto quisiera que estuvieras aquí! – Pensé - ¿Por qué te fuiste dejándome una estúpida misión de la que no sabía?
Mi mente seguía pasando escenas de mis amigos, de mi familia, de todos, me habían ocultado que era en realidad y nunca me habían dicho, por eso Sam me quería contar al igual que Lucas porque me querían, pero Cristian no.
Esto no tenía ni pies ni cabeza, ¿Por qué no me quería contar Cristian la verdad, pero los demás si? ¿Acaso era tan grave? O la otra opción que quedaba era simple, no me quería, nunca fui su amiga y no quiso confiar en mí. ¡Qué drama se había formado! ¡Parecía extraño todo el cambio que había en mi vida en tan solo tres días!
No me reconocía a mí misma, quería escapar, irme a un lugar donde nada cambiara. Tomé de nuevo mi suéter gris y bajé corriendo las escaleras, solo le dejé una nota a mi madre diciendo: Salí un rato a caminar, vuelvo pronto.
Los carros y la gente parecían ir más rápido de lo normal, o era mi corazón y mi cerebro quienes lo hacían parecer así. Caminaba apresuradamente en dirección contraria de las personas, que tropezaban sin mirarme si quiera.
De pronto sentí ganas de ir al lugar donde todo había empezado, aquel claro de mi primer sueño. Mi primer día en Heauston Seattle, aquel sueño con la sombra, aquella sombra que ya no me hacía sentir miedo, si no rabia. Corrí al bosque tratando de recordar los caminos por donde había pasado antes de encontrarlo. Debía estar cerca del río, ya que el camino era muy similar. Seguí caminando durante un tiempo, dando vueltas en círculo hasta que lo vi, más hermoso de lo que recordaba.
La luz del crepúsculo se asomaba en el claro, y se reflejaba en el agua, dándole ese aspecto tan mágico, de luz. Los arboles mostraban formas y siluetas mientras más te adentrabas a verlos, le daba un aspecto sombrío. Luz y oscuridad juntos, era perfecto. Sentí que una sombra se movía y me puse a la defensiva buscando LA cosa que se movía se esa manera, entonces la vi, era una sombra que caminaba lentamente hacia mí al otro lado del lago, me entró pánico, pero sobre todo surgió la misma cólera que sentía hace rato por la sombra que me perseguía.
¡Hey soy maga!, recordé. Me concentré en arrojarle una roca pesada que se encontraba cerca de la sombra y esta salió volando por los aires velozmente en su dirección, pero la sombra la detuvo con tan solo alzar el brazo y la roca despego hacía el otro lado del bosque.
Estaba aterrada, ya no tenía más ideas en mi cabeza, ¿Qué iba a hacer ahora?, caminaba despacio en mi dirección sin ningún movimiento brusco, yo esperé aterrada su ataque cerrando los ojos….
Hello!! Casi 400 visitas!! Yes!!! Lo siento por no har publicado este cap, mi hermano cumplió año ayer, en el día de los inocentes, pasamos rato de la tarde inventando bromas! Espero que les guste este cap, le da un giro completo a la historia!! Me esforcé muxo en escribirlo, comenten a ver que tal!!
xoxoxoxoxoxoxo mari R☆★
martes, 29 de diciembre de 2009
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