Mi verso favorito: Escribir es nacer de Luis cernuda

...desde el polvo
me atrevo a
murmurar
tristes
palabras.
Escribir es
nacer,
dejar la
cristalina
morada de
inocencia
donde ya no
estoy.
Mi verso tiene formas
maternales,
es nube sobre el
mar
y una gota de l
luvia,

es niño que en la arena se entretiene

con las espumas y las caracolas.

Un saludo para todos los lectores, si ya seguías esta historia, lamento no haber escrito más y dejar la historia a la deriva, y si eres nuevo espera el nuevo giro de mi historia, traerá nuevas sorpresas, personajes nuevos, tramas nuevas y una nueva forma de dejarte fijo en la pantalla por mucho tiempo. Proximamente publicaré los primeros capítulos nuevamente (sí, los mismos) pero quiero volver a retomar la historia de cero para cambiar algunas cosas, no muchas. Espero que sean pacientes y les guste esta nueva historia que me complace tanto compartir con ustedes.

Espero que me hayan perdonado y que sigan la historia tanto como yo. Dentro de unas semanas cambiaré la dirección de la página conforme a como decida llamar a este libro.

¡Nos leemos pronto!

martes, 22 de diciembre de 2009

Rayo de esperanza

Capítulo 10.

Seguimos caminando y pasamos el río. No tenía sentido que mojara mis zapatos, así que me los quité al comienzo de este para pasarlo mejor. Cuando cruzamos había un montón de arboles y cerca un pequeño camino que se encontraba cubierto de maleza y ramas. Scott comenzó a quitar algunas para que pasáramos sin problemas. Cuando lo hizo me dio el paso y me dijo:
- Llegamos. Aquí es. – y se sujeto la mano para que pudiera observarlo.

Era un pequeño prado rodeado de arboles y estaba cerrado por una montaña que de ella bajaba una cascada de agua cristalina, hasta un pequeño estanque de agua muy clara donde se encontraban pequeños peces de todos los colores. A su derecha había un gran árbol de roble rodeado por muchas flores de colores. Scott me guió hasta allí y me invitó a sentarme debajo del árbol.

- ¿Qué te parece? – preguntó.
- Este lugar es… ¡Tan hermoso! – exclamé maravillada.
- Si, lo es. Lo descubrí un día que me perdí en el bosque y por suerte lo encontré. Puedes venir cuando quieras. – dijo con amabilidad.
- Gracias, Scott. – dije.
- Espero que te sientas mejor y que puedas solucionar ese problema que tienes con tus amigos – dijo él.
- Si, también yo – dije esperanzada.
- Quiero que sepas algo, claro espero no ser tan cursi o melodramático pero espero que lo entiendas: - esperó a que yo asintiera y me dijo – nunca te voy a hacer daño, y siempre puedes contar conmigo para lo que sea. Siempre seré tu amigo.
- Oh, muchas gracias. Eso fue muy lindo de tu parte – dije alagada.
- De nada. Espero que puedas confiar en mí ahora – agregó Scott.
- Confió en ti – contesté.

En ese instante me sentí feliz, con seguridad feliz. A pesar de mis tristezas podía confiar en alguien y ese alguien era Scott. Estaba atónita y maravillada del poco tiempo en que lo conocí, y como confié en el. Me entendía y quería ayudarme. Sentía que él era mi rayo de esperanza, mi mejor amigo.

Nos quedamos un largo hablando sobre como cosas extrañas o paranormales que nos habían ocurrido. Le conté sobre mis sueños, la sombra que me perseguía y sobre las cosas extrañas que sucedieron en el colegio…

- Creo que se algo acerca de eso. Cuando haya averiguado te lo haré saber enseguida. – me dijo él.
- Gracias. Creo que debería irme, ya está empezando a oscurecer – dije preocupada.
- Si quieres te acompaño a tu casa – sugirió.
- Claro. No hay problema.

Salimos del prado y caminamos en la calle hasta llegar a mi casa, por suerte mi ropa y mi cabello ya se habían secado. Cuando iba a abrir la puerta mi madre me espero adentro y dijo:

- Llegué hace un rato y no te encontré ¿Dónde estabas? – preguntó Yess.
- Estaba con un amigo. Mamá él es Scott Diamons – y le presenté a mi amigo.
- Oh mucho gusto. Soy Yessica Brians. Gracias por acompañar a Cristine, si quieres te llevo a tu casa. – dijo mi madre.
- No descuide, fue un placer. Mi casa no es muy lejos de aquí así que me puedo ir caminando, fue un gusto conocerla señora Brians. Adiós Cristie – se despidió Scott.
- Adiós Scott – y me despedí de él.

Entre en la casa con mi madre que me había preparado la cena y comimos juntas en el comedor. Nos quedamos un tiempo hablando de cómo le fue en su trabajo y de cuantas casas vendió, aunque solo le entendía la mitad de lo que decía, ya que después hablaba de acciones, cuentas y cosas por el estilo. Le dije que tenía que subir a hacer mis deberes, solo asintió y preguntó:

- ¿Samantha te prestó los deberes? – dijo ella.
- Si – dije tratando de reprimir una mueca de dolor al recordar el nombre de mi amiga.
- Que amable es de su parte. Deberías invitar a tus amigos mañana a la casa – sugirió mi madre.
- No creo que vengan por un tiempo. – dije y me arrepentí – Estamos todos muy ocupados por la tarea. – mentí.
- Oh, en ese caso no importa hija. Creo que me voy a dormir temprano, estoy exhausta del trabajo de hoy. – comentó y bostezó mi madre.
- Buenas noches mamá – le dije.
- Buenas noches cielo. Que descanses. – habló aun bostezando.
- Igual tú.

Subí a mi cuarto y saqué con cuidado los libros que me habían prestado para copiar los apuntes de clases. Los copie mientras miraba la pulcra letra de mi amiga, no pude evitar soltar unas lagrimas cuando comencé a recordar todo otra vez. No podía evitar sentir dolor. Trate de olvidar todo lo relacionado con mis amigos, que ya no podía estar cerca de ellos, ¡y todo por un estúpido secreto que no me querían contar! De pronto recordé a mi nuevo amigo Scott, no entendía porque pero me hacía sentir mejor, mucho mejor que antes y en ese momento un pequeño cosquilleo apareció en mi estómago, era tan familiar, pero me gustaba.

Cuando terminé de copiar mi tarea encendí mi computadora para distraerme un rato en la web. Recordé aquella página que había visitado antes y como tenía el link guardado entré de nuevo para leer historias de magia, ya que me llamaban mucho la atención. Encontré una sección de la página que se llamaba mitos y leyendas, pulse sobre una que se llamaba “Los 5 libros”. La historia al parecer narraba algo desde hace más de 100 años y decía:

En el siglo XX aun se rumoraba la existencia de los magos, sobre todo se circulaban las historias de 5 magos que practicaban sin cesar la magia y la hechicería. Por amor a esta, y por protección de sus enemigos crearon 5 libros de hechizos y encantamientos para protegerse y facilitar su vida. Por desgracia uno de esos libros solo contenía hechizos altamente peligrosos para cualquier mago, y especialmente para cualquier ser humano, por lo que uno de sus enemigos quería robar los 5 libros para apoderarse de todo el conocimiento y poder que en ellos se encontraba. Los cinco magos tuvieron el deber de ocultar y proteger los libros escondiendo uno en cada familia de magos, y se desconoce actualmente el paradero de ellos.

En estos días aun se conoce y se rumora la leyenda de Los 5 libros, especialmente en toda Europa. Se dice que el contenido de los libros revelaba poder, control, protección e inmortalidad al que lograra poseerlos todos, siendo así el Mago Erudito.



Guarde el artículo en mi laptod para irme a dormir, ya era tarde, aunque no tenía que ir a clases quería dormir bien y salir más tarde con Scott, me consolaba ese plan, era mi plan de escape y tampoco me quería quedar sola en mi casa otra vez.

Me quedé absorta en esos pensamientos hasta que tuve un poco de sueño y pude dormir. Esa noche pude dormir bien, a pesar de lo que me había pasado ese día, al final podía decir que estaba bien.

Soñé con aquel hermoso lugar donde me llevo Scott, aquel lugar secreto. ¡Se veía tan hermoso!, estaba sentada con el abajo del tronco de aquel inmenso árbol, era todo tan perfecto, solo que había algo diferente, no sabía que era, pero no era bueno. Miré a los lados para encontrar indicios de algún cambio o algo diferente pero no vi nada, voltee hacia unos árboles y entonces la vi. Era una chica alta, de tez blanca, de cabello castaño claro y largo hasta mas debajo de los hombros, las facciones de su cara me recordaron un poco a las de Scott, aunque las de ellas eran más finas y delicadas, solo que en ese momento reflejaban ira y enojo. ¿Por qué? ¿A acaso la conocía? Voltee a donde estaba mi amigo y pude ver las facciones de su cara, que en ese momento reflejaban horror, ira y decepción. ¿La conocía? Busqué nuevamente a la chica que estaba entre los arboles pero ya no se encontraba ahí, había desaparecido, quería preguntarle a Scott que pasaba pero cuando abrí la boca para decir algo le dijo:

- Debemos irnos…
- ¿Por qué? – al fin me salió la voz.

Antes de que él pudiera contestar me tomó de la mano y salió corriendo hacia la salida del bosque, yo corría a trompicones y tropezaba todo lo que hubiera en el suelo. ¿Por qué corríamos? Solté su mano para preguntarle qué pasaba y en ese momento vi una sombra, la que tanto me asechaba, solo se me escapo un grito y Scott al notar mi miedo aceleró el paso, estaba tan asustada que caí al suelo y el no lo había notado aun. Traté de levantarme y seguir corriendo pero ya era tarde, me jalaron por detrás y solté otro grito de terror, me había alcanzado….

Salté de un brinco de mi cama y caí en el suelo golpeándome con mi mesita de noche, esta se tambaleó un poco y derribó un líquido caliente en mi cabeza.

- ¿Pero qué demonios…?

Al parecer había una taza de chocolate caliente en mi mesita y esta se volteó cayéndome encima en mi cabeza. Genial, lo que le faltaba a mi caída, chocolate. En ese instante llego mi madre aun con piyama y dijo:

- Hola cielo, ya veo que te levantaste ¿Disfrutaste el chocolate? Lo dejé hace unos minutos en tu mesita de noche.
- Oh, claro que lo disfruté – contesté irónicamente.
- Pero… ¿Qué tienes en el cabello Cristine? – preguntó mi madre fingiendo inocencia. Era obvio que ella ya se imaginaba la respuesta.
- Me caí de la cama y derramé el chocolate en mi cabeza cuando tropecé con la mesita – dije de mala gana.
- ¡Ya veo porque esa cara! – dijo Yess mientras reía.
- Sí, que gracioso – exclamé. - ¿Qué hora es?
- Son las once de la mañana, deberías levantarte a desayunar y explicarme que es esa cosa tan linda que me encontré esta mañana junto al periódico en la puerta. – dijo mi mamá y luego sonrió. No me gustaba esa sonrisa, siempre hacia esa sonrisa cuando ocultaba algo.

Bajé a la cocina mientras ella me hacía el desayuno y me dio otra taza de chocolate caliente. Caminé hacia el comedor mientras tomaba mi chocolate, cuando ya iba por la mitad del sorbo se me escapó todo de la boca y se me derramó en mi piyama rosa. Ya había entendido que era la cosa linda que se había encontrado mi mamá esta mañana, en la mesa del comedor estaba un gran ramo de rosas blancas y rojas, cada una junto a la otra, estaban todas a mitad de florecer completamente.

- ¡Qué hermosas! – exclamé.
- Si, ¿Verdad? Quise colocar tu regalo aquí en el comedor para que se viera más bonito. – dijo mi madre mientras entraba en la habitación
- ¿Mi regalo? – pregunté asombrada.
- Si, es tuyo. Revisa la tarjeta.

Me acerqué con cautela esperando que aquellas rosas soltaran alguna broma o liquido extraño, como si fueran a explotar o algo así. En vez de eso solo había en un costado una pequeña nota que decía:

Espero que te hayan gustado tanto como me has gustado a mí. Siempre serás la persona más especial que haya conocido.

Revisé el reverso de la nota que solo decía Cristine, pero no había una firma o nombra de quién me había dejado tan bonito regalo. No me imaginaba quien podía ser. Voltee a ver a Yess para ver si ella sabía pero solo sonreía, cuando me miró comenzó a reírse sin control durante un minuto aproximadamente y tuve que preguntarle:

- ¿Qué pasa? ¿A caso sabes quién las mando?
- No. ¡Es que creo que te levantaste del lado equivocado Cristie, estas con el pie izquierdo! Ahora cámbiate y dame tu piyama para lavarla.

Miré mi piyama y me di cuenta que estaba llena de chocolate que se me había caído. ¡Qué torpe era!

- Subiré a darme un baño – dije amargada.

Me metí en el baño para asearme con agua tibia, ya tenía suficiente de líquidos calientes por hoy. Me vestí un poco diferente, me puse una camisa blanca con estrellas negras y rojas, con una falda de color negro que era un poco abombada en las puntas y unas zapatillas negras. Miré hacia la ventana y vi a ¡Scott!, que alegría era verlo otra vez, como hacia se veía el cielo muy nublado me coloque un suéter gris de cuello largo que se abrochaba por los lados.

Me peiné diferente ya que quería verme diferente. Abrí mi cofrecito de madera y saqué de este dos horquetillas plateadas para colocármelas en el cabello, tomé un pequeño mechón de cabello delantero para recogérmelo atrás con una horquetilla e hice lo mismo con el otro lado. Cuando ya iba terminando sonó el timbre de la puerta y tomé mi celular para guardármelo en el bolsillo.

Salí corriendo de mi cuarto y baje dando saltitos en las escaleras, cuando abrí la puerta allí estaba él.

- Hola – saludó Scott.
- Hola Scott – me limité a decir.

Entonces lo miré, se veía muy lindo, llevaba puesto un abrigo gris oscuro también de cuello largo, con unos jeans de color azul oscuro. Su rostro estaba radiante, al parecer muy feliz, no pude evitarlo y sonreí, y el también imitó mi gesto, disfrutaba de aquella sonrisa que me alegraba el día y me daba un pequeño rayo de esperanza…


hallo!! ¡Caracoles! ya van mas de 200 visitas! que increíbles son!! Espero ganar en el concurso de Eslamoda.com ya que me inscribí hace unos días a ver si publican mi blog! Por fis sigan comentando y escribiendo ya que ustedes son la razón de que Cristie exista! infinitas gracias por visitarme a diario y darme su apoyo en esto...Oigan ya estoy armando la historia de James y Lily! aunque aun me falta decidir sobre el otro blog ¿Qué hijo de Harry será el personaje principal de la segunda historia? La continuación claro, diganme ustedes si es Lily, Albus o James! comenten!! No creo que pueda comentar hasta después de navidad!=( no me maten!! ya saben, noxe buena, navidad, familia, regalos! XD! Les deseo una Feliz Navidad! jojojo..!
xoxoxoxo! Mari R