Mi verso favorito: Escribir es nacer de Luis cernuda

...desde el polvo
me atrevo a
murmurar
tristes
palabras.
Escribir es
nacer,
dejar la
cristalina
morada de
inocencia
donde ya no
estoy.
Mi verso tiene formas
maternales,
es nube sobre el
mar
y una gota de l
luvia,

es niño que en la arena se entretiene

con las espumas y las caracolas.

Un saludo para todos los lectores, si ya seguías esta historia, lamento no haber escrito más y dejar la historia a la deriva, y si eres nuevo espera el nuevo giro de mi historia, traerá nuevas sorpresas, personajes nuevos, tramas nuevas y una nueva forma de dejarte fijo en la pantalla por mucho tiempo. Proximamente publicaré los primeros capítulos nuevamente (sí, los mismos) pero quiero volver a retomar la historia de cero para cambiar algunas cosas, no muchas. Espero que sean pacientes y les guste esta nueva historia que me complace tanto compartir con ustedes.

Espero que me hayan perdonado y que sigan la historia tanto como yo. Dentro de unas semanas cambiaré la dirección de la página conforme a como decida llamar a este libro.

¡Nos leemos pronto!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Luz Blanca

Capítulo 6
…me di la vuelta, y tome impulso para poder lanzarle un golpe y huir, pero de pronto:
- ¿Acaso te volviste loca? – dijo Cris apartándose de mí al ver que me puse a la defensiva, y con una increíble agilidad se zafó del golpe que le iba a propinar en el rostro.
- No, lo siento Cris, pensé que eras esa sombra.
- ¿Qué sombra? – pregunto confundido.
- Vi una sombra que me comenzó a perseguir, y Salí corriendo hasta aquí.
- Ahora que lo recuerdo, yo también la vi en tu dirección y la seguí, entonces te encontré y casi me das un puñetazo – agrego algo ofendido.
- Está bien, lo siento Cris.
- Mucho mejor, ¿Qué te parece si salimos de aquí antes de que vuelva tu sombra misteriosa?
Nos quedamos un momento pensando y mirando a nuestro alrededor, hasta que Cris dio el primer paso fuera de la cueva, y yo por instinto di uno hacia atrás. El se dio cuenta de mi miedo y me sujeto la mano, animándome a salir, por lo cual me sonroje demasiado, notó mi pena y me dedicó una gran sonrisa.
Salimos del bosque y llegamos a una de las aceras del pueblo, cerca de una librería donde nos encontramos con Sami y le contamos lo que sucedió hace unos momentos, la cual abrió exageradamente los ojos, sorprendida y después frunció el ceño y dijo:
- Ojala hubiera ido con ustedes para darle un buen puñetazo a ese idiota que te perseguía – agregó Sami haciendo gestos con el puño.
Llegue hasta mi casa y me despedí de mis nuevos amigos, entre y me dirigí hacia la cocina a tomar algo de agua, de pronto escucho unas risas que venían de la sala, podía identificar una que era la de mi madre, sin duda alguna. Caminé con cuidado hacia esa habitación y me encontré a Yess hablando y riendo con mi nueva profesora de Literatura, Verónica Suarez.

- Hola Cristie, ¿Por qué llegaste tan tarde? – Preguntó mi madre.
- Me tarde un poco, estaba con mis nuevos amigos.
- Oh, tienes que invitarlos un día para conocerlos.
- Por supuesto mamá.
- Hija, ¿ya conocías a Verónica? – preguntó Yess.
- Si, la acabo de conocer hoy. Es mí…
- Profesora de Literatura. Hola Cristie – agrego antes de que yo pudiera terminar mi frase.
Verónica andaba vestida con una blusa larga de seda rojiza que entonaba perfectamente con su cabello que se encontraba suelto alrededor de sus hombros, también tenía unos pantalones muy cómodos, y sorprendentemente unos tenis en vez de tacones. Note donde estaba sentada tenia además de su bolso, unos libros que parecían algo viejos, me llamo la atención uno, era negro con título de letras doradas brillantes y decía: “La magia en vísperas de enemistades”. No pude ver el autor o la fecha, ya que lo oculto al darse cuenta de que yo lo estaba mirando y agregó:
- Creo que me tengo que ir Yessica, se me presentó un inconveniente y debo partir. Hablamos luego.
- Por supuesto Verónica, no hay problema – dijo mi madre con tono tristón – Ah espera, por lo menos llévate los libros que buscabas.
Yess salió de la sala, mientras que me encontraba a sola con la profesora Verónica y me estaba mirando fijamente. Hasta ese entonces no me había percatado que sus ojos azul turquesa se habían oscurecido mas, casi a un azul rey. Me sobresalte al darme cuenta de lo ocurrido, y ella notó mi cambio, iba a decir algo pero mi madre llegó en ese momento y le entrego los libros a ella.
Mi madre, Verónica y yo salimos de la casa y nos despedimos de ella, y esta se despidió de modo cortés pero distante de nosotras, y salió rápidamente a su auto deportivo de color vino tinto. Mi madre comenzó a entrar otra vez a la casa, y Verónica ya había encendido su auto y se había marchado, aunque iba tan rápido que pensé que iba a chocar con algún auto, pero me relaje un poco al ver como se alejaba con presteza de los demás autos y se perdía en la vuelta de la esquina.
Me quedé un largo rato hablando con Yess de cómo me fue hoy en la escuela, y de cómo le fue a ella en su trabajo, y luego me fui a mi alcoba a hacer mi tarea. Tenía muy pocos deberes del colegio ya que solo era el primer día de clases, así que cuando terminé, tomé mi laptop y me puse a navegar en el internet. Tenía varias páginas abiertas, Facebook, ya que estaba hablando con mi nueva amiga Sami, que cada vez mas teníamos algo en común. También me metí en una página que me había llamado la atención la semana pasada, se trataba de magos y cosas por el estilo.
Me gustó las historias de cómo relataban las vidas de los magos de antes, ya que si era cierto que habían cazado magos y brujas en el siglo XIV, pero no eran las típicas historias de libros que solía leer como Harry Potter, ya que según esta página, los magos y brujas podían utilizar sus poderes mentalmente, y requerían mucha concentración, pero no tenían que usar varitas mágicas o decir palabras como Abracadabra.
Habían imágenes muy feas de cómo matar a una bruja, como quemándola viva, ahogándola en el agua, descuartizándola o partiéndola en dos. Eran terroríficos con tan solo leerlo. Claro, pero antes todos creían que cualquier mujer era bruja, así que me imagino que muchas murieron…
Me encontraba afuera de lo que parecía ser una iglesia con un numeroso grupo de gente que vestían al estilo XIV, me preguntaba a que debía tanto escándalo, en ese momento escuche gritos. Voltee hacia mi derecha y vi a tres personas que tenían antorchas y dos sujetaban a una chica que podía ser…no, imposible. Me acerque entre la multitud para ver quién era la chica que causaba tanto revuelo. ¡Era Samantha, era ella lo sabia!, y al parecer grite para detenerlos pero no salió mi voz y entonces pude ver como el fuego comenzaba a alcanzar sus pies, de pronto vi una hermosa luz blanca donde estaba Sami, quien me sonrió y miro a su derecha, ahí también estaba Cris, Lucas y Verónica, mi profesora, y todos desaparecieron en la hermosa luz sin dejar otra cosa que una hoguera en el suelo.
Desperté en mi habitación, y me di cuenta de que debí haberme quedado dormida y mi mamá recogió mis cosas y me había arropado en mi cama. Mire el reloj y casi me caigo de la cama al ver la hora 7:23 a.m, ¡Ups! Otra vez casi me quedé dormida. ¿Pero como un sueño tan corto podía durar tanto?, trate de recordar que había soñado exactamente y me dio un escalofrió al recordar lo que casi le pasa a mi nueva mejor amiga en el, ¿Pero que era esa extraña luz blanca que vi en él?, no entendía nada, me imagine que sería producto de todos mis recuerdos del día anterior mezclados con algo de azucarado que comí antes de quedarme dormida. Me levanté rápido a asearme y vestirme, para bajar con mi madre a la cocina quien me saludo con una extraña sonrisa.
- Hola Cristie buenos días – saludo alegre mi madre.
- Hola mamá, no entiendo tu chiste ¿Me podrías explicar por qué estas tan alegre?
- Me imagino que recuerdas la visita de tu profesora Verónica ayer, es una mujer muy gentil.
- Si – era lo único que podía decir.
- Como ya nos viste ayer, me imagino que entenderás que me ha caído muy bien y ha sido muy hospitalaria con nosotros. Me insistió en que nos podía dar una vuelta este fin de semana por el pueblo para conocerlo.
- Ah, me parece bien – comenté.
Espere a que mi madre saliera risueña de la cocina y comencé a prepararme mi improvisado desayuno, hojuelas de maíz y leche. Algo fácil. Después de desayunar Salí a la escuela, y me encontré con Sami y Lucas que me esperaban cerca.
- ¡Hola Cristie! – saludaron al unisonó.
- Hola, ¿y dónde está Cris? – pregunte confundida.
- Eh… él ha estado algo enfermo y no ha podido venir hoy – dijo Lucas.
- ¡Qué mal! ¿Qué tiene? – pregunte alarmada.
- Tranquila Cristie, solo tiene fiebre – dijo relajada Sami.
- ¿Podría visitarlo al salir del colegio?
- Lo siento, te puedes contagiar – dijo Lucas sonriendo – ¡a menos que quieras andar con un pañuelo soltando estornudos y mocos por todas partes!
- ¡Lucas! – exclamé, aunque no pude evitar reírme, Sami hizo lo mismo.