Mi verso favorito: Escribir es nacer de Luis cernuda

...desde el polvo
me atrevo a
murmurar
tristes
palabras.
Escribir es
nacer,
dejar la
cristalina
morada de
inocencia
donde ya no
estoy.
Mi verso tiene formas
maternales,
es nube sobre el
mar
y una gota de l
luvia,

es niño que en la arena se entretiene

con las espumas y las caracolas.

Un saludo para todos los lectores, si ya seguías esta historia, lamento no haber escrito más y dejar la historia a la deriva, y si eres nuevo espera el nuevo giro de mi historia, traerá nuevas sorpresas, personajes nuevos, tramas nuevas y una nueva forma de dejarte fijo en la pantalla por mucho tiempo. Proximamente publicaré los primeros capítulos nuevamente (sí, los mismos) pero quiero volver a retomar la historia de cero para cambiar algunas cosas, no muchas. Espero que sean pacientes y les guste esta nueva historia que me complace tanto compartir con ustedes.

Espero que me hayan perdonado y que sigan la historia tanto como yo. Dentro de unas semanas cambiaré la dirección de la página conforme a como decida llamar a este libro.

¡Nos leemos pronto!

martes, 1 de diciembre de 2009

El comienzo: Cristine☆★

Capítulo 1.
Mi nombre es Cristine Merry Brians, pero todos me dicen Cristie, desde que tengo memoria, soy la típica adolescente de 15 años, según mi madre- Yessica, a la cual todos le dicen Yess- todavía soy una niña pasando la temible “etapa de crecimiento”, lo cual también me atemorizaba cuando me daba sus charlas de mujer a mujer. Algunas veces a Yess le daban arrebatos de locura sobre que actividades podemos hacer como madre e hija, yo solo aceptaba con una pequeña sonrisa todas las fases alocadas de mi madre como ir de compras, y elegir todo lo que a ella le gustara, y descartaba todo lo que según ella todo lo que no me quedaba bien- que casualmente terminaban siendo camisas que dejaban ver el ombligo y minifaldas- o cuando nos inscribió a un curso de comida italiana.

Debo admitir que comencé a ser más unida con mi madre desde que falleció mi padre Adrian hace un año por cáncer en el estómago, aunque mi familia y yo nos enteramos tarde como para hacer algo al respecto, el lo acepto con mucha facilidad y disfruto sus dos meses de vida feliz y despreocupado, esperando que al ver la muerte le resultara todo más fácil, como visitar a un viejo amigo que te estaba esperando.

Ahora tengo que empezar mi nueva vida en Atlanta, lo cual no me importo mucho hasta ahora, ya que mi mamá cree haber sentido una “presencia paranormal” o algo por estilo en nuestro antiguo hogar en Texas, yo no creo mucho en fantasmas o espíritus que andan por los cementerios o casas abandonadas, o cosas por el estilo. Yo solo acepte el cambio de mi hogar a mi “nuevo” hogar con otra sonrisa forzada, solo para hacer feliz a Yess.
La relación de Yess y la mía no eran tan perfectas, pero estaban muy bien así. No somos idénticas en el físico claro está, ya que yo soy de tez blanca,-o debería decir tez muy blanca, casi imposible de broncear- cabello castaño claro, ondulado, con el rostro perfilado, muy parecidos a mi padre. Aunque debía admitir que si herede algo de mi mamá, que eran sus ojos grises, sus típicos ojos grises que son tan fáciles de leer que casi pareces estar leyendo su mente, y claro, sería un verdadero descuido olvidar lo fácil que nos ruborizamos las dos. Mi madre era alta, de tez blanca, colorida, muy fácil de ruborizar, de cabello castaño claro liso y corto, de cara redondeada. Pero en el carácter éramos casi exactamente iguales, nos enojamos exactamente igual, tenemos los mismos hábitos, como comer nuestro antojo favorito los domingos que es el Sushi, o leer y tocar música, ella toca guitarra, mientras que yo solo se tocar el piano -lo cual aprendí muy fácil gracias a ella-. Pero también están esos malos hábitos tan conocidos de nosotras, como ser exageradamente descuidadas, o no poder decir mentiras, ya que aunque las dijéramos, terminaría siendo peor, porque nos delatamos con la mirada, aun así he tenido una buena relación con ella durante 15 años…

Hogar, dulce nuevo hogar.

Capítulo 2.
Estaba sola en mi nueva habitación, algo espaciosa para mi gusto, pero muy cómoda. Aun me faltaban desempacar unas cajas, y tenía como una hora desempacando una que solo tenía fotos, y solo me quede observándolas, ya sabía que más tarde les haría un espacio en mi nueva habitación de color crema – ya que mi madre convenientemente la pinto de ese color, como todas las demás habitaciones – para hacerle un collage de fotos. Estaba observando pasar varios carros por la ventana de mi cuarto, estaba segura que este se vería fantástico. Claro, pero primero tenía que remodelar mi nuevo cuarto. Lo pintaría de mis colores favoritos como morado, rosado, gris…
- ¿Aun no terminas de desempacar esa caja Cristie? - Dijo Yess cuando entraba por la habitación algo irritada, y me despertó de mis pensamientos de un salto.


- No, aun no. Lo siento. ¿Qué te pasa? – pregunté algo vacilante.
- Es que uno de los torpes del camión que estaban bajando la mudanza, rompió mi retrato favorito. Se molestó cuando le desconté propina, pero ¿acaso no ve la etiqueta – o debería decir la gran etiqueta - que pegué encima de ella?
- Tranquila, ¿Cuál rompió?

Con cuidado mi madre sacó de su bolso grande algo que parecía estar envuelto por papel, lo desenvolvió con mucho cuidado, y note que era también mi cuadro favorito. Era cuando tenía 14 años y estaba con mi padre corriendo afuera de la casa en Texas, como cambio todo, y… ¿Cómo crecí tan rápido?, parecía una enanita en esa foto, pero aun así me gustaba mucho.

- Ah, también me gustaba mucho. ¿Me podrías dar la foto para hacer un collage en el muro de mi habitación? – pregunte algo emocionada ante la nueva idea que surgió en mi mente.
- Claro, pero me avisas cuando lo termines para verlo y darte mi opinión profesional. – agregó mi madre con un gesto fanfarrón en el rostro, en realidad algo gracioso.
- ¿Desde cuándo eres critica? – pregunte siguiéndole el chiste.
- Desde que me gustan todas las manualidades que haces.
- Gracias por dar un cumplido, mamá, pero sabes que terminan siendo un desastre – admití decepcionada de mi misma.
- Cuando te concentras, te quedan hermosas Cristie… – dijo Yess con dulzura y sinceridad en los ojos, aunque algo empalagosos – palabra de madre – agrego haciendo un juramento boy scout.
- Gracias. Cambiando el tema, ¿Qué cenaremos hoy?, son las 8:00 p.m y me estoy muriendo de hambre – lo cual era cierto.
- Lassana, aunque debo admitir que no quedo muy bien- dijo mi mamá con un poco de tristeza en los ojos.
- Tu lassana siempre queda bien.
- ¿Eso es cierto? – preguntó mientras hacia una mirada con ojos de cachorrito triste que conmovían a cualquiera.
- Palabra de hija – bromeé mientras hacia el mismo saludo que hizo antes.
- Ps – bufó. – entonces para ser una madre de 43 no he perdido mi habilidad como ama de llaves.
- Ja ja ja, no aun no.

Cenamos con tranquilidad la comida, en la cual tenía razón y había quedado muy buena, hablamos durante una media hora y luego nos fuimos a dormir temprano, ya que nos esperaba un nuevo día en mi nuevo hogar.

Eran las 10:30 p.m y no podía dormir pensando en el largo día que sería mañana. El pequeño pueblo de Heauston Seattle era algo anónimo y no muy reconocido, aunque muy pintoresco con un clima muy cómodo para mí, ya que era todo el tiempo fresco y nublado. Yess empezaría mañana su negocio de bienes raíces en una empresa reconocida del pueblo, estaba bastante emocionada. Y yo empezaría a estudiar en la secundaria local del pueblo, lo cual me ponía más nerviosa que emocionada. Miré el calendario que había colgado en mi habitación, era 15 de Septiembre, mañana iniciaría mi nueva vida. Traté de alejar todo pensamiento de mi mente, hasta que me fui sometiendo a un profundo sueño.

Estaba en un bosque, que podía identificar que debía ser del pueblo, no muy lejos de mi casa. Sentí como alguien me seguía y empecé a correr, y el desconocido hizo lo mismo, cada vez más me alcanzaba. – Ya que nunca fui buena para correr – Decidí tomar una desviación para distraerlo, así que gire bruscamente hacia la derecha y encontré un extraño paisaje que llamó mi atención. Estaba en un pequeño prado rodeado por los arboles, se podía ver claramente gracias al reflejo de la luna en un lago profundo, era muy hermoso, de pronto vi una cueva, y pensé que sería un buen lugar para esconderme. Llegué hasta la cueva oscura, pero aun preocupada buscaba el rostro de mi perseguidor por la profundidad del bosque, y di un respingo al sentirlo un frio aliento por mi hombro derecho. ¡Estaba detrás de mí! ¿Cómo?, y antes de voltear a verlo entonces…