Lo primero que percibí fue un olor a químicos farmacéuticos, y traté de abrir los ojos, pero me cegó una luz blanca de la habitación, pestañe varias veces para acostumbrarme a la iluminación donde estaba.
Estaba acostada en una cama, pero no mi cama, en una habitación del hospital, no recordaba haber llegado allí, traté de sentarme pero una mano me retuvo y me volvió a acostar en la cama, ese movimiento hizo que me doliera la cabeza.
- Auch –murmuré aunque mi voz se quebró.
- ¡Qué susto me diste! –exclamó una voz en la habitación, parecía aliviada.
- ¿Cris? –fue la primera persona en que pensé.
- Estoy aquí –voltee a donde sonaba su voz, y allí estaba sentado cerca de mi cama, estaba pálido y tenia largas ojeras.
- ¿Qué paso?
- Te caíste por las escaleras del colegio, escuché que gritaste y te encontré en el suelo, te diste un buen golpe.
- ¿Estoy en el hospital? -¿Qué me había pasado?
- Si –cerró los ojos, su voz sonaba algo dura.
- ¿Fue tan grave la caída?
- Si, te golpeaste muy duro la cabeza, y te fracturaste el brazo izquierdo. Por suerte te encontré a tiempo, solo si te hubiera acompañado antes.
- Descuida, fui yo quien tenía el antojo de dar un paseo por el salón de música…
- Lo sé, por eso te seguí –admitió sonrojándose- ¿Acaso no me pueden dejar hablar con ella cinco minutos? –se escuchó unos pasos y tocaron la puerta de la habitación tres veces.
- Pase dije.
- Por mi no –masculló Cris.
- Hola –era Scott quien caminaba rápidamente en mi dirección- ¿Cómo te sientes?
- Bien, solo fui algo torpe.
- Ya lo creo, que susto me diste.
Cristian ya se levantaba para irse, yo tomé su mano, no quería que se fuera, me miró suplicante y entendí sus expresiones, cerró la puerta dejándonos a Scott y a mí.
- ¿Y la pasaste bien en tu cumpleaños?
- Si, gracias ¿Y Charlotte?
- Salió más temprano.
- ¿Qué te ocurre, Scott?
- Nada malo.
- ¿Seguro?
- Si… Bueno no del todo.
- ¿Es algo malo?
- Para ti no, para mi será un inconveniente. Cuando te pregunté que si la pasaste bien en tu cumpleaños, no solo me refería a eso.
- ¿A qué?
- Estabas muy acompañada por Wittcher el viernes… -murmuró él.
- Ya lo sabes entonces.
- Si.
- ¿Ya no seguirás siendo mi amigo?
- ¿Qué clase de pregunta es esa? Siempre lo seré, aunque algunas veces cambien las cosas…
- O las personas.
- Cierto.
- ¿No estás molesto?
- No.
- ¿Y por qué te comportas así?
- Creo que estoy algo molesto conmigo mismo, no debí dejar que ese idiota…
- Cris –le corregí.
- Como sea, no debí dejar que se saliera con la suya, igualmente seguiré siendo tu amigo siempre, a menos que cambies de parecer.
- No pienso cambiar.
- Eso dices ahora, tal vez con el tiempo, el siempre cambia, y eso harás tu, te lo aseguro.
- ¡Ja! Eso lo veremos… - ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
- Como medio día.
- ¿Qué?
- Bueno estabas descansando y no te queríamos molestar, me imagino que todavía lo estas.
- Claro que no –mis ojos me estaban pesando, y pestañee dos veces para no quedarme dormida, el rio.
- Descansa, no hay problema. Esas palabras fueron casi música para mis oídos cuando pestañee por última vez antes de quedarme dormida, lo último que pensé fue en las palabras de Scott. No había nada que mas me molestara en el mundo, que me dijeran Vas a cambiar o Eres así ¡Como si las personas me conocieran en el futuro! ¡puf!... no voy a cambiar.
- ¡Por lo menos déjenme levantarme! –grité ya desesperada al tercer día de mi reposo en casa, Yess me consentía demasiado, y Sam no me dejaba moverme.
- ¡Necesitas descansar!
- Una cosa es descansar y otra muy distintas es quedarme acostada sin hacer nada ¡Me van a salir raíces!
- Después que comas darás un paseo, ¿Te parece? –opinó Cris sentado al lado de Sam.
- ¡No la consientas! ¡Tiene que descansar!
- Gracias al cielo que no te dejan ser enfermera, tus pacientes se morirían aburridos cada vez que les pase esto –mi amiga le sacó la lengua.
- Gracias por cuidarme, no tienen porque hacerlo.
- No hay de qué –respondieron los dos. Mi madre me trajo el almuerzo y comí lo más rápido posible para salir de mi cárcel. Los chicos me esperaron pacientes en la sala mientras yo me cambiaba con mucho cuidado, a la hora de bajar las escaleras Cris ya comenzó a subir la mitad para ayudarme.
- Déjame ayudarte –me tendió su mano pero ya me había aparecido en el piso de abajo.
- Gracias, pero tampoco soy tan torpe ¿Recuerdan?
- Si, no eres lo suficientemente torpe como para caerte por unas escaleras… -añadió Lucas que había llegado- ¡Hey esperen! ¡Eso ya paso!
- Tarado –mascullé.
- ¿A quién llamas tarado? –me espetó.
- Al bobo quien me está preguntando –le saqué la lengua mientras caminaba hacia la entrada. Salí para dar unas vueltas en la calle con mis amigos un rato, a pesar que el dolor de las piernas ya se me había quitado ahora las tenia acalambradas de no moverlas tanto, aunque tenían que tener una estúpida férula en el brazo izquierdo por una semana, eso no me gustaba.
- Oye Christine, ¿No recuerdas como te caíste? –me preguntó Sam.
- No mucho… solo recuerdo haber caminado por los pasillos, oí unos pasos, todo estaba oscuro y… -la respuesta de mi caída vino a mí como un rayo- ¡Que tonta soy!
- Creo que te golpeaste la cabeza más duro de lo que pensábamos –intervino Lucas.
- ¡No es eso! Los pasos, las escaleras, la amenaza… - ¿Qué amenaza? –preguntó Cris preocupado, traté de narrarle lo más calmada posible lo que recordaba, pero su reacción fue exactamente la que esperaba, abrí los ojos como platos totalmente sorprendido
- ¿Por qué no me dijiste eso antes?
- Es que no lo había recordado aun.
- ¡Ni se te ocurra caminar sola desde ahora! –bramó él.
- No iras sola a ningún lado –sentenció Sam preocupada.
- Genial, ahora tenemos que ser guarda espaldas ¿Cuál es la misión jefa? –al parecer la única persona que se tomaba esto a juego era Lucas.
Me quedé en silencio un rato ignorando los comentarios de mis amigos, tal vez si me habían amenazado, antes…
- Regina me empujó por las escaleras –dije de golpe.
- ¿Qué?
- Imposible.
- Esa mosca no mataría a nadie.
- Me había amenazado antes, piénsenlo solo un momento: Estaba sola, yo la había molestado desde el primer día que llegué al avergonzarla, y tenía la oportunidad perfecta para vengarse. - No, ella no haría eso.
- O tal vez si –al fin alguien me cree.
- Ni se te ocurra acercarte a Regina, y basta de bromas –Cris fulminó con la mirada a Lucas.
- ¡Oh vaya! Cuando va empezaba a divertirme.
- A expensas de Christine.
- Bueno, no vuelvo a hacerle ninguna otra broma a la mosca de Regina –pasó su mano en el corazón- ¿Vale?
- Vale. - ¿Cuándo volveré a la escuela? Primera vez que la extraño.
- ¡Le lavaron el cerebro! ¡Ahora quiere estudiar! –Lucas tenía razón, ¿Yo extrañando las clases? Que bajo había caído.
- No lo sé, solo estoy algo aburrida. - Es demasiado tarde, ya la perdimos…
- ¡No exageres!
- La caída le dejo loca, una chica queriendo ir a clases… ¡Que calamidad! El día siguió de lo más tranquilo, fuimos a comer helado y a ver una película, como era de esperarse Lucas comenzó a lanzarme palomitas en plena función. Al anochecer me dejaron en mi casa, Sam y Lucas se habían ido.
- Creo que el médico dijo que puedes ir mañana a clases, además los viernes casi no vemos clase.
- ¡Al fin! –suspiré aliviada.
- No puedo creer que te emocionen las clases –comenzó a reírse.
- Es que tengo tiempo sin ver a nadie de la escuela, solo a ustedes, no he hablado mas con Rachel, Damián y ¡Scott! ¡Tengo tiempo sin saber de el!.
- ¿En serio quieres ir a clases mañana?
- Si ¿Por qué?
- Tenía pensado una salida mañana…
- ¿No vas a ir a clases?
- No me van a extrañar allá, así que… ¿Estarás libre mañana?
- Igualmente me iba a quedar dormida.
- ¡Así se habla! Te busco en la mañana ¿Te parece?
- Sí, pero hay un problema… - Sam –dijimos los dos al mismo tiempo y nos reímos.
- Descuida, tengo un plan –me guiñó un ojo.
- Ya veremos. -
Descansa un rato ¿sí?
- Vale, adiós Cris.
- Nos veremos mañana. –soltó una risotada antes de darme un beso en la mejilla.
Cerré la puerta y subí a mi alcoba a cambiarme y dormir, me sentía estúpidamente emocionada por salir mañana con Cris, mi Cris. No habíamos pasado tiempo juntos desde mi cumpleaños, y me mareaba pensar en aquel beso robado en el salón de música, de acuerdo, no fue robado, yo lo quise también. Traté de encontrar la posición mas cómoda para dormir, por la estúpida férula no me podía mover mucho, concilie el sueño minutos después.
Al levantarme en la mañana eran las 10:00 am ¿Qué? Salté de la cama para bañarme y alistarme lo más rápido posible. Seguro el no tardaría en llegar, me atraganté el desayuno sola, ya que Yess ya se había ido a trabajar, en ese momento sonó el timbre y me dio un vuelco en el estomago. Caminé rápido a la puerta y allí estaba esperándome.
- Hola –lo saludé apenada.
- ¿Te quedaste dormida? –preguntó burlándose de mi expresión.
- Si, un poco ¿A dónde vamos?
- Ven –me tendió la mano y yo se la tome- Es una sorpresa.
Mientras caminábamos por las calles un rato, el de vez en cuando me miraba y sonreía al verme sonrojarme.
- ¿Cómo te libraste de…?
- Fácil, solo fingí irme a la escuela con ella, y después vino lo difícil: sepárame de mi gemela ¡Como me costó! Le dije que tenía que buscar algo en mi casillero y me desaparecí de allí, ya no debe tardarse en darse cuenta. Solo por si acaso, apaga tu teléfono, por si se le ocurre rastrearte también a ti.
- Esto está fuera de control…
- Lo sé, ¿No es genial?
- ¡Por supuesto!
Nos reímos un rato, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo, tenía un letrero de cerrado.
- ¿Pero no está cerrada?
- Solo para nosotros.
- ¿Cómo?
- Tengo… contactos.
- ¡Vaya! –dije mientras entraba y veía la pista de hielo, sola.
Escogí unos patines a mi medida, aunque me costó mucho ponérmelos, ahora venia lo difícil, patinar. De pequeña me habían enseñado, pero seguro se me había olvidado con tanto tiempo sin practicar.
- ¿Cómo voy a patinar con el brazo izquierdo lesionado?
- Fácil, yo te ayudo.
- Me encanta esa idea.
Me deslicé con cuidado por la pista, agarrándome de uno de los bordes, me daba miedo caerme, Cris se me acercó con cuidado.
- Sabes que tienes que patinar dentro de la pista ¿no?
- Sí, pero es muy difícil.
- Permíteme –me tomó la mano derecha para patinar juntos. Sentí como unos puntitos fríos me caían en la cara.
- ¿Estás haciendo que nieve?
- Pensé que sería mas divertido. –miré sus ojos y estaban mas oscuros que antes.
- Tienes razón, lo es.
Desde el principio me había costado, pero Cris lo hacía ver más fácil, ya le había tomado el truco a todo esto, y con él era más divertido. Comencé a patinar al revés, era gracioso, traté de dar la vuelta de nuevo y nos caímos los dos en el hielo, me tomó por un costado para que no me lastimara.
- Fue mala idea.
- Ni tan mala –se acercó a mi para besarme pero cerró los ojos y suspiró- Nunca nos van a dejar en paz. Ven, escóndete.
Patinamos rápidamente hacia los casilleros de la pista mientras se escuchaba unos pasos y la puerta abriéndose.
- No eres el único que tiene contactos hermanito.
- Vámonos –me susurró mientras desaparecimos de la pista.
Llegamos a mi claro, secreto como siempre, y no llegarían a encontrarnos allí.
- ¿Sera que…?
- Si, ya no hay problema, eso creo…
- ¿Sabes que se va a vengar de nosotros por ignorarla?
- De ti no, en cuanto a mi… -hizo una mueca.
- No pienso dejar que mate a mi novio, ¿Acaso no nos puede dejar solos? –reí mientras miraba hacia el cielo y el fingía hacer plegarias. Reí, era tan gracioso.
- Me alegra que me comprendas.
Miré sus ojos zafiro, fríos pero se velan tan hermosos reluciendo por la luz, me devolvían la mirada, podía pasar horas solo viéndolo así como yo lo veía, sentí el calor en mis mejillas cuando acercaba su rostro al mío, solo rozando su mejilla con la mía, otra vez vino el mismo extraño cosquilleo, no quería que desapareciera nunca de allí.
Posó sus labios con los míos con el mismo cuidado que antes, como si quisiera recordar este momento, lo hice igual, era tan embriagante, no contaba el tiempo, solo media el día por cómo se acercaba el sol a nuestros rostros, acarició mi cabello y enterró una mano en el, yo hice lo mismo.
Solo después de un rato nos sentamos en la orilla del lago a ver quien lanzaba piedritas más lejos, como siempre el me ganaba, hizo un mohín, le parecía gracioso.
- Déjame ayudarte –se puso a mi lado para acomodar mi brazo derecho y lanzarla al lago, funciono.
- Creo que así es muy difícil que te preste atención, me distraes.
- Espero nunca dejar de distraerte nunca.
- No lo dudes.
Ya estaba empezando a oscurecer y Cris me llevó a mi casa, saludó a Yess y se despidió, me reí ante la reprimenda que le daría Sam.
Encendí mi teléfono para ver si tenía mensajes de ella, solo había uno de Scott:
Hola brujita, iremos a practicar mañana en la tarde a la casa de Verónica ¿Puedes venir?
No tardé mas de unos segundos que si, aunque me intrigaba eso de practicar ¿Acaso practicaban magia? Al rato sonó mi teléfono, respondió muy rápido, mas de lo normal.
¡Genial! Verónica quiere que vengas para que practiques un poco. Nos veremos entonces.
Dejé mi teléfono a un lado y baje a cenar con Yess, me habló de cómo le fue en su trabajo, después subí a dormir. Estaba agotada, aunque encantada con el día de hoy, aun me preguntaba si Sam había matado ya a Cris, o si Lucas lo había molestado, seguro lo averiguaría mañana...
Hallow!! Maldición!! ya tengo 1000 visitas!!! ahh no puedo creerlo!! grax a todos por visitarme a diaro! son lo maximo! los amo!! quisiera poder darle a cada uno un notebook como el de Christie, pero tendría que dar 1000 ;) Los quiero un monton!
xoxo mari R.☆★
Pd: voy a cambiar el link de la pagina, voy a durar por lo menos tres capitulos diciendoles! sería esta www.thechristiestory.blogspot.com es casi igual! kisses!