Capitulo 19.
La cena siguió un tiempo en silencio, mientras pensaba en tantas cosas, ya me estaba enredando todas las pistas que había recopilado hoy, estaba llena de algunas otras dudas pero no supe cómo resolverlas, hasta entonces solo quería hablar con mi madre.
- Mamá, quería preguntarte algo… ya sé cómo se conocieron papá y tu, pero… ¿Por qué no me habías contado tú la verdad?
- No quería lastimarte, aunque creo que no funcionó mucho.
- Sí, pero lo hubiera entendido mejor.
- Lo sé… Igualmente ahora que ya sabes, solo queda averiguar lo que mi padre nos dejó, aunque quisiera averiguar todo sobre la casa que teníamos en Italia, creo que es un buen comienzo.
- Me parece muy buena idea, mañana trataré de contactar al Sr. Hockwood –suspiró- tengo un poco de tiempo sin hablar con él, ahora veremos…
- Gracias mamá. Será mejor que me vaya a dormir, creo que Verónica no me va a dejar en paz mañana.
- Eso lo veremos –ambas reímos- Que descanses, cielo.
- Igual tu, buenas noches.
Entré a mi habitación para cambiarme y dormir un rato, antes de dormir dibujé en mi blog de notas algunas cosas, estaban escritas las frases de mi padre, mis sueños, las pistas, unos dibujos y algunas frases que había compuesto hace tiempo.
Dejé el libro de notas a un lado para irme a dormir, ya tenía sueño, mañana seguro sería un día bastante largo, sobre todo con las preguntas de Verónica. Solo quería descansar un buen rato, y lo logré, me dormí antes de lo que pensaba…
Al despertar solo oí los pasos de Yess hacia mi habitación, entró de golpe en mi cuarto cantando:
- ¡Feliz cumpleaños Christine! –tenía una bandeja con el desayuno, la dejó a un lado mientras se sentaba en mi cama y me abrazaba- Te traje el desayuno en la cama, y un poco de chocolate para despertarte con ánimo, me cerciore de que esta vez puedas disfrutarlo como quieras.
- Gracias, mamá. –dije aun con flojera, ¡No me acordaba de mi cumpleaños! Aunque me conmovió que Yess me hubiera dado el desayuno a la cama- Te quiero mucho, madre.
- Yo también te quiero, cielo. Te tengo una sorpresa –primero come mientras te la traigo.
- Claro –hablé con la boca ahora llena de mi primer bocado de comida.
Terminé son ningún reproche el desayuno, ya que estaba delicioso, sin contar que pude disfrutar mi chocolate caliente con tranquilidad, recordaba la vez pasada, cuando me cayó en la cabeza y el otro lo escupí por el regalo de Scott, reí un rato gracias a mi torpeza. Yess volvió a mi cuarto con una caja envuelta de color rosa.
- ¡Feliz cumpleaños! Otra vez –me la puso en mi regazo.
- Gracias –la abrí y era una nueva laptod, solo que esta era una Notebook, ahora podía hacer mis bosquejos en ella- ¡Esta genial! ¡Gracias mamá! –la abracé un buen rato.
- Creo que deberías arreglarte para bajar.
- ¿Hoy me puedes llevar? Por favor ¿Si?
- Eso quisiera, pero creo que ya tienes otros planes hoy, te están esperando abajo. –salió de mi cuarto para dejar que me asee.
Era mi cumpleaños, pero aun así no o veía como algo fuera de lo común, solo cumplí 17, arrugué la cara al recordar la fiesta que Sam me haría, no me consideraba una persona muy agitada. Solo me coloqué una camisa rosada con estrellas de color negro por todos lados, tenía un ligero escote en los hombros, con unos jeans de color negro, me gustaba mucho esa combinación. Bajé a la sala y esperé ver a Sami y a Cris allí, pero en su lugar estaba Scott, me estaba comenzando a intimidar que se apareciera todo el tiempo cuando yo pensara en el, aunque no me molestaba, algunas veces me gradaba.
- Feliz cumpleaños. –se levantó y caminó a mi lado, tenía un paquete en su mano derecha, y lo dejó en la mía- Lo escogí especialmente para ti.
- Gracias –lo abrí y adentro había una pulsera de plata, con un dije en forma de estrella de color dorado, era sencilla, pero muy bonita, me fascinaba mucho- .Es preciosa, creo que me la voy a colocar ahora mismo.
- Cuando la vi supe que era para ti, me recuerda mucho como eres, ya sabes… -se sonrojó un poco, ¿Cómo alguien podía ser tan dulce?- especial claro.
- Creo que deberíamos ir a la escuela, vamos tarde –estaba ruborizándome. El se limitó a sonreír.
- Claro.
Scott me abrió la puerta para que pudiera salir primero, camino a la escuela conversamos un buen rato sobre las decoraciones de Halloween, algunos vecinos colocaban velas y calabazas, otros fantasmas, arañas o calderos, me gustaban varios que ya habíamos visto.
- Me imagino que te vas a disfrazar de bruja hoy ¿no? –me guiñó un ojo.
- ¡Tú también! ¿Cómo sabes que me iba a disfrazar de eso?
- Es algo obvio ¿no crees?, pero nunca pensé que hablabas en serio, solo lo decía en juego –reímos un rato.
- Lo siento por no poder practicar magia contigo, es que tuve un inconveniente con mi memoria, me acordé de algunas cosas…
- No hay problema, Verónica ya me lo dijo.
- Que informado estás.
- Por supuesto, ¿Crees que solo por qué una brujita no me contara lo que pasó, no me iba a enterar?
- Lo siento.
- No hay problema.
Apenas llegamos a la escuela vi una figura casi de mi estatura corriendo en mi dirección, lo último que vi fue una melena castaña impactando conmigo.
- ¡Feliz cumpleaños! ¡Ábrelo! –Sami me entregó una caja rectangular, era un diario de color gris oscuro, tenía detalles y líneas entrelazadas de diferentes colores, en especial morado, en la esquina inferior derecha decía Christine Brians.
- ¡Este fantástico! ¡Gracias!
- No hay de qué, iba a esperarte afuera de tu casa pero ¡alguien se me adelantó! –fulminó con la mirada a Scott.
- Solo quería felicitarla temprano, no me culpes por eso.
- ¡Pero es injusto! ¡Se supone que yo la felicitaba primero! ¡Es trampa! ¡Te adelantaste! –Sam hizo puchero y pataleó dos veces en son de reproche.
- Te quiero tonta, no lo olvides, eres solo la tercera.
- También te quiero Christine.
Antes de poder responderle alguien me saltó por detrás y me taparon los ojos con la manos.
- ¿Por qué pretenden dejarme ciega justamente hoy?
- ¡No vuelvo a tratar sorprenderte el día de tu cumpleaños! –era la voz de Lucas.
- Está bien, lo siento payaso.
- Así me gusta, mejor sonríe y no pongas caras largas.
- ¿Por qué no debo?
- Porque eso arruga, a menos que quieras tener veinte años y aparentar tener como ochenta.
- ¡Lucas! ¡Qué consuelo me dejas!
- Lo sé.
Reímos mientras entramos a clase, no estaba Cris en el salón, que raro, Damián se unió a saludarme y también desearme feliz cumpleaños. La primera hora no fue tan aburrida, ya que copiábamos los apuntes mientras reíamos con los chistes de Damián y Lucas, que solo decían incoherencias que resultaban de lo más chistosas, casi a la mitad de la clase llegó Cristian.
- Buenos días, siento la tardanza –se disculpó con el profesor de matemáticas.
- Si, ya veo que llegó tarde Sr. Wittcher, tome asiento y siga copiando –le espetó el profesor.
Tomó asiento en una esquina del salón, tenía el cabello algo alborotado por el viento, y unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos. Miró en mi dirección y compuso una sonrisa radiante, me quedé sin aliento mientras me ruboricé, me sentía algo boba al notar como la sangre se iba a mis mejillas coloradas, el solo poso una mano sobre su cabello y siguió copiando.
- Creo que me perdí –le susurré a Sami, escuché una risa al otro lado del salón.
- Descuida no ha copiado mucho, solo deja unas líneas.
Tratar de copiar con el profesor de matemática era todo un desafío, decía nuevos conceptos y borraba los anteriores, todos salíamos con las manos adoloridas de su clase.
Las demás clases resultaron monótonas, excepto Literatura, Verónica me felicitó y habló unos minutos con nosotros antes de terminar su clase, se despidió cuando sonó el timbre del almuerzo. Buscamos asiento, iba a buscar mi comida cuando Scott llegó con dos bandejas y se sentó a mi lado, Sam resopló molesta, ya se iba a parar de su silla cuando el había llegado.
- Te odio Scott Diamons –farfulló ella.
- ¿Qué parte de cumpleaños feliz no entiendes? Solo quiero que la pase bien hoy, y que no se moleste por nada –se defendió.
- Creo que me están divirtiendo con esto –dije al esperar sus reacciones.
- ¡Entonces soy un payaso! Creo que se supone que estaba siendo cortés contigo.
- ¡Y yo pensaba que era tu mejor amiga!
- Eres mi mejor amiga.
- Sí, claro. Si lo fuera no me cambiaras por este… -señalo a Scott son el dedo mientras el inclinaba la cabeza hacia un lado- presumido –el rió inmune a su ofensa.
- Me alagas, pero no pienso dejar que me ganes en esto señorita.
- ¿Ahora se toman esto como una competencia? –enarqué una ceja.
- ¡Claro que no! Solo queremos asegurarnos que la pases bien hoy.
- Por supuesto –mascullé entre dientes.
Nos sentamos en el césped del patio, solo a holgazanear un poco, todos habían hablado de la fiesta menos yo, no tenía que hacerlo, pero aunque así fuera. Me levanté para pasear un rato sola, no me molesté en ver si los chicos habían notado mi ausencia, yo me perdía por los pasillos, me di cuenta que el salón de música estaba vacío, así que aproveche la ocasión para tocar un momento, me senté en el piano de madera de la escuela, y empecé una tonada de música, mi canción de cuna.
A la mitad de la canción oí como se cerró la puerta y me sobresalté.
- Lo siento, no quería asustarte –era Cristian.
- Descuida, no era tu intención.
- ¿Por qué no estás afuera?
- Quería pensar un momento, tocar música y relajarme un momento.
- A eso venia yo también, pero ya que estas aquí, te tengo un obsequio. –sacó de su bolsillo una cajita de color dorado y la dejó encima del piano.
En el paquete era un collar, tenía eslabones de plata, era pequeños, pero lo más hermoso era el dije, un corazón de plata con líneas sinterizadas de los lados, en la parte de atrás había un pequeño escrito que no descifraba.
- Es muy bonito, gracias.
- No hay de qué ¿Me puedo sentar?
- Claro, ¿Vas a tocar el piano?
- Si, una canción en especial.
Me callé para escuchar la tonada que comenzó a tocar, era aquella hermosa melodía que había oído el otro día en su casa, no pude evitar sonreír.
- ¿Te gusta?
- Si, es hermosa.
- Opino igual, por eso llamé My sweet inspiration .
- Le queda perfecto el nombre.
- Es tuya.
- ¿Mía? –me sorprendió oír eso, no me lo esperaba.
- Si, la escribí para ti hace un tiempo atrás, si te das cuenta el dije dice lo mismo, solo que está en Francés.
- Oh, no lo había entendido –se rió, no entendí el chiste.
- ¿Quieres probártelo?
- Claro –tomó el collar y me lo puso con cuidado, sus dedos fríos rozaron mi cuello, me estremecí.
- Disculpa. Te queda perfecto.
- ¿En serio?
- Por supuesto, Feliz cumpleaños –en su rostro esbozó otra enorme sonrisa mientras tocaba mi mejilla con su mano derecha, no estaba tan fría como antes.
- Gracias –murmuré.
Sus ojos azules y fríos se posaron sobre los míos, solo que eran cálidos, me sostenía la mirada mientras seguía sonriendo, sentí un cosquilleo en la piel y bajé la mirada, no podía verlo así. Me pregunté si aun me seguía mirando, así que levanté solo un poco los ojos hacia él, y seguía allí, sin desviar sus ojos de los míos, sin darme cuenta estaba muy cerca de mí y traté de alejarme un poco, cuando lo hice me agarró la mano derecha, se inclinó hacia mí y me beso.
Ese beso me había tomado desprevenida, sus labios también eran fríos, pero dulces, mostraban calidez, una que no llegaba a comprender, era tan frustrantemente tóxicos, no hice nada para detenerlo, me hipnotizaba eso, porque me gustaba, me gustaba Cris, lo quería, tal vez más que un amigo, era posible, nos quedamos unos minutos uno muy cerca del otro, hasta que me di cuenta de lo que estaba haciendo. Me separé de él, me dirigió la mirada más hermosa que pude haber visto, con esa sonrisa que me deja sin aliento, me paré molesta por lo tonta que había sido ¿Por qué dejé que me besara? ¡Qué tonta!
- ¿Cómo te atreves?
- ¿De qué estás hablando? –preguntó mientras reía.
- ¡De que me robaste un beso! ¡Desvergonzado! –estallo en risas mientras lo seguía mirando con rabia.
- ¿Qué te resulta tan gracioso?
- No te robe un beso, tú me lo correspondiste ¿Cierto?
- ¡Claro que no! ¡Eres un idiota! ¿Quién te crees que eres para ir por allí y robarle besos a cualquiera?
- No a cualquiera, solo era a ti.
- ¡Imbécil! ¡No puedo creer que fueras tu quien me haya besado por primera vez!
- Entonces no habías besado a nadie, solo a mi… -comenzó a caminar en mi dirección.
- ¡Claro que no! ¡No te creas tan importante! –le espeté, aunque no me creyó nada por la expresión divertida que tenía en su rostro, reía como un niño consciente de haber hecho una travesura de la que no se arrepentía.
- No puedo creer que entonces fui yo la primera persona que has besado.
- ¡Eso no cuenta! Porque no te correspondí nada
- Sí, claro…
Estaba molesta a tal punto que pensé que iba a explotar. Encaré a Cristian para darle una bofetada en la mejilla con todas las fuerzas que tenia, me miró con los ojos abiertos como platos mientras detuvo mi mano justo a tiempo.
- Lo siento, creo que me pasé de idiota –se disculpó.
- ¿Tú crees? Si me disculpas me tengo que ir a otra parte a vomitar.
- ¡Oh vamos! ¿Soy tan malo?
- ¡Si lo eres! –le dije antes de caminar hacia la puerta, pero se interpuso en mi camino- Quítate de mi camino.
- No hasta que me perdones.
- Pues me puedo desaparecer.
- ¡No! –me aferró por un brazo y me abrazó- Disculpa, soy un tarado, no hace falta que me lo recuerdes, pero no lo pude evitar y estuvo mal, aunque no me arrepiento del todo.
- ¿Si te perdono me dejas ir?
- Si.
- Te perdono Cristian, ahora… ¿Me dejas salir?
- Sí, pero antes de que te vayas… ¿Te gusto?
- ¿Perdón?
- Que… -lo vi tartamudear por primera vez, era algo gracioso, pero no en esos momentos- solo quería saber… Te quiero Christine.
- Oh –bajé la mirada.
- Lo siento ¿sí? No sé cómo decirte esto, solo quería saber si tú me quieres igual, era todo.
- Cris, yo… -no sabía que decir, a pesar de todo yo era muy orgullosa y no quería decirle nada más.
- Solo te besé para saber si tu sentiste lo mismo, solo eso.
- ¿Te parece poco?
- Si, no fue buena idea –puso una mano detrás de la cabeza, y continuó- . No pienso sentirme herido por lo que me respondas, pero quiero saber, ahora. Te amo, y creo que eso es lo único que estoy seguro, solo es otra historia, solo tienes que decir si.
No resistí más y lo abracé, quería decirle que si lo quería, pero no sabía cómo lo iba a tomar, no quería lastimar, ni a él ni a mí. Alcé el rostro para mirarlo solo un momento y el tenía el rostro inclinado, confundido todavía, sin más previo aviso lo besé.
No me importó mi estúpido ego o mi orgullo, lo quería y mucho, más que a un amigo, tal vez siempre supe eso y no quería admitirlo, el me miró con cautela, esperando algún golpe, pero inclinó la cabeza confundido.
- ¿Eso es un sí?
- Si. Te amo, Cris.
- Es todo lo que necesito escuchar –noté la alegría con la que decía cada palabra, estaba radiante, era esa clase de felicidad contagiosa que da resultado, yo también lo estaba.
Me abrazó mientras reía por lo bajo, estaba feliz, a mi lado, reí junto a él, nada podía arruinar mi cumpleaños, que mejor sorpresa que esta, pero aun me quedaban mas por recibir.
- Cris.
- ¿Sí?
- Creo que deberíamos salir.
- Si, es cierto. Ya empezó la otra clase
- ¡Ups! Quería quedarme más tiempo.
- Igual yo.
Ambos reímos mientras íbamos a la última clase del día, paso demasiado rápido. No podía pensar si no en Cris, y aquel beso robado en la sala de música, me cosquilleaba la piel cada vez que pensaba en ello, ahora estaba en mi casa, colocándome mi disfraz de bruja, me tuve que aparecer en mi habitación, ya que no me dejaban pasar a mi sala porque Sami estaba decorando aun, todos me esperaban abajo en la sala, solo que aun no estaba lista.
- Soy yo –tocó Yess la puerta- Solo quiero ver como quedaste.
- Si, pasa.
Mi madre entró en mi cuarto y la dejé verme unos segundos, después exclamó:
- Esta preciosa.
- Gracias
- Voy a entrar –Sami entró en mi cuarto con su caja de maquillaje. Ya estaba vestida con su traje de Las Vegas, tenía su antifaz puesto, y se había puesto maquillaje de color morado. Estaba fabulosa.
- ¡Oh no! ¡Ten piedad!
- ¡Te voy a dejar bonita!
Pasó como quince minutos maquillándome, cruzó los brazos y dejó que me viera al espejo, de verdad estaba preciosa, me había colocado sobras plateadas en los ojos y dorado en los labios, me había alisado el cabello y hecho unas ondulaciones en las puntas.
- ¡Ahora si empecemos la fiesta!
Bajé las escaleras y allí estaban todos mis amigos, Cris, Scott, Rachel, Lucas, Damián, Charlotte y Verónica. Mi amiga me empujó por las escaleras para seguir caminando
Todos estaban esperándome abajo, Lucas estaba disfrazado de zombiee, no me sorprendía eso, Damián de soldado, Cris de de demonio, algo irónico, para mí el era todo lo contrario a eso, y más cuando me sonreía con esa cara de ángel, me reí ante eso, Charlotte vestía un traje de vampiresa, Rachel llevaba un largo vestido azul coral, parecía de sirena y Scott vestía un traje de caballero del siglo XVII, me saludó con una mano, cuando yo sonreí el también lo hizo pero luego bajo la mirada.
Bailé junto a mis amigos un largo rato, me la estaba pasando de maravilla, reíamos, saltábamos y estábamos de lo más contentos con las incoherencias de Lucas, que no paraba de bromear. Había llegado la hora de comer el pastel que me había hecho mi madre y Verónica, ya que a la ultima se le daba muy bien la repostería, comimos nuestros trozos unos minutos hasta que se me ocurrió una idea.
- ¿Qué tal si salimos a dar una vuelta un rato?
- Me parece perfecto –convino mi amiga que siempre estaba de mi lado.
- Gran idea, entonces la bruja va a ir a pedir dulces –canturreó Lucas.
- Es mi cumpleaños y aun quieres irritarme, eres sorprendente.
- Es un día especial, tengo que estar a la altura ¿no te parece?
- Estoy de acuerdo con Christie, eres sorpréndete, pero sorprendentemente insoportable –masculló Cris quién se había situado a mi lado mientras salíamos a la calle.
- ¡Ahora la apoyas a ella! ¡Eso es injusto!
- No es injusto, es más que obvio que tengo que apoyarla ¿no? –me guiño un ojo mientras Sami me veía con la boca abierta y Lucas reía.
Los chicos seguían hablando de los niños que pasaban por las casas pidiendo dulces, y algunas veces Lucas los asustaba, aunque era gracioso, nunca había estado un Halloween en Heauston Seattle, pero este sí que era divertido, con tantas decoraciones y disfraces por todos lados. Damián, Scott, Charlotte y Rachel se despidieron a mitad del camino a casa, Sami me obligó a tomarme casi 40 fotos con su cámara, ya estaba cansada de tanto posar para fotos.
Llegamos a casa y nos sentamos en el jardín para contar historias de fantasmas y cosas por el estilo, no daban tanto miedo cuando Lucas las contaba, ya que se burlaba de las historias ilógicas que narraba, ¿Cómo puede existir un mito de una persona no viva que mata a personas en Halloween? Si la habían visto solo las personas que habían muerto ¿Cómo es que los demás sabían de la historia?
Entré un momento a la sala a buscar algo de tomar para todos, estaba la sala sola, ya que mi madre, Verónica y la Sr. Wittcher estaban hablando en el comedor sobre decoraciones de casas.
Cuando iba saliendo de la sala, alguien me habló por detrás:
- ¿Truco o trato? –solté un gritito y casi se me cae la bandeja- Lo siento, no quería asustarte. Permíteme ¿No es que ibas a disfrazarte de bruja? –tomó la bandeja mientras reía.
- Sí, estoy disfrazada de eso ¿Acaso no se nota?
- No, para nada. Pareces…, tu estas…, estas hermosa.
- Oh –me sonrojé otra vez- Gracias.
- Solo que hay un problema.
- ¿Cuál?
- Este… -dejó lo que cargaba a un lado y me quitó el antifaz del rostro para verme a la cara mejor, no había notado la distancia que se había acortado entre nosotros hasta que estaba a pocos centímetros de mi rostro.
- Oye Cris, nos vamos –había entrado Sam en la habitación, dimos un respingo y nos separamos. Ella tenía la boca abierta mientras nos miraba a los dos- Christine Brians.
- ¿Qué ocurre Sam? –fingí inocencia.
- ¿Tú estabas a punto de besar a…? –miró a Cris quien se había tapado la cara con una mano mientras reía.
- Eh, no es exactamente eso.
- ¡Se supone que eres mi mejor amiga y no me contaste! ¡Y tu mi gemelo! ¡Mi gemelo imbécil!
- Auch, eso dolió.
- Pues no me importa, ¿Por qué no me contaste? –mi amiga esbozó una sonrisa y comprendí que todo iba bien, solo le molestó que no le hubiera dicho.
- Te lo explicaré después.
- ¿Recuerdas que tenemos rato para hablar?
- ¿Qué?
- ¡La piyamada! ¡Lo prometiste!
- ¡Es cierto!
Mis amigos se despidieron de mi, y Cris solo me sonrió y besó mi mejilla. Sam y yo Subímos a mi habitación para cambiarnos e irnos a dormir, estaba agotada ¡Que cumpleaños tan extraño! Aunque bastante divertido, y lindo, mi cumpleaños número 17…
I love you and that’s all i really know…
…It’s a love story baby you just say yes
Love story – Taylor swift.
Hola! Me encantó este cap! No se comó pero simplemente surgió en mi cabeza cuando escuchaba una canción, aunque no lo crean ya había soñado la mitad de este cap, y me decidí a escribirlo, fue pura inspiración, me gustó mucho, comenten a ver si les gusto, y no olviden visitar mis otros dos blogs… www.thealbuslife.blogspot.com y www.lilyandjamespotter.blogspot.com ojala los hechize! No he podido comentar en algunos de mis blogs favoritos, creo que es un problema de blogger, así que quisiera empezar a recomendar algunos, publicaré otros en el proximo cap, lunes o martes.
www.alec-vulturi-and-you.blogspot.com Esta super liinda! me hizo enamorarme de Alec Vulturi, Lu es una gran escritora!
www.la-chica-de-la-luna.blogspot.com También la escribio Lu! me gustó muxo!
www.voicelesssblood.blogspot.com ¡Esta chica si que sabe dibujar! ¡Y la historia está alucinandte! me encantó muxo.
xoxo mari R
2 comentarios:
Me encanto creo que es uno de tus mejores capitulos
mariiiiiiiiiiiiiii meeeeeeeeeeeeeeeeeeee encantoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo es ta super me recuerda una historia hasta me hiciste llorarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr......!!!! MG
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